Prefacio

“Una existencia sin propósitos es una muerte en vida. La mente debería preocuparse de los temas que se refieren a nuestros intereses eternos. Esto contribuirá a la salud del cuerpo y de la mente.” –Consejos Sobre la Salud, pág. 50.

Las lecciones para este trimestre, El Paraíso, tienen especial importancia para el tiempo en que vivimos. Satanás está haciendo todo esfuerzo para engañar, si es posible, a los mismos elegidos y desviar su mente y atención hacia cualquier cosa salvo a la única fuente de poder–Jesucristo. Esta serie de lecciones están designadas a refrescar la mente con la esperanza del cristiano. Es poco probable que nos desviemos si tenemos presente ante nosotros nuestro destino.

Los patriarcas mantuvieron su fe y valor porque no perdieron de vista su meta. Abrahán dijo: “Porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.” Como hijos de la fe, también debería poder decirse de nosotros: “Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad” (Hebreos 11:10, 14-16).

Somos lo que pensamos. Si pensamos mayormente sobre el mundo o las cosas del mundo, somos mundanos y estamos bajo el estandarte del príncipe de este mundo. Sin embargo, si nuestros mejores y más dulces pensamientos son sobre nuestro Salvador y su plan para nosotros, nos estaremos alistando para entrar en las mansiones que Él nos ha preparado. Que todos podamos decir con el corazón: “Porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir” (Hebreos 13:14).